La cadera además de darnos movilidad, ofrece soporte a los músculos de la espalda y a la columna, por eso es importante hacer yoga para abrir la cadera. Cuando la cadera no tiene movilidad, la espalda y las piernas se sienten más tensas y puedes cansarte fácilmente al estar sentado o al sostener la postura de pie.
La «cadera» es un término poco preciso en realidad, nos referimos a la articulación coxo-femoral, llamada así por la unión de esos 2 huesos, donde la cabeza del fémur gira dentro de la cavidad del cóccis, por lo que es una de las articulaciones con mayor rango de movilidad, al igual que los hombros o la «cintura escapular».
Conservar la alineación en esta articulación tan grande, pesada e importante evita desgastes anormales de la rodilla y posturas anormales de la espalda y las piernas. Además la cadera se ha relacionado con la identidad y la sexualidad, por eso, invita a tu cadera a liberar tensiones y moverse con las siguientes posturas. Es importante mantener pegados los isquiones (los huesos en los que te sientas) al piso y relajar las rodillas rotadas externamente, si estas postura te resultan difíciles por ahora, practícalas sentada sobre un bloque.
En esta postura las rodillas se separan más por lo que se reduce el área de soporte en la que «te sientas», esto implica un mayor esfuerzo por mantener los músculos del abdomen y la espalda firmes para conservar la alineación de la columna. Es importante mantener la pelvis neutra para permitir la rotación externa de las piernas.
Extender las piernas es un reto mayor, pues ahora han de ser extendidos no sólo los músculos de la espalda, también los isquiotibiales y la cadena posterior de las piernas. Busca la sensación de que tu torso se separa de tu cadera antes de flexionar tu cuerpo al frente.
Parecida a la postura anterior, pero con una rotación de hombros distinta, la postura de la tortuga nos invita a llevar las piernas por encima de los hombros, esto demanda una flexión mayor de tu cuerpo; empieza por meter los brazos debajo de las rodillas, con las palmas apuntando hacia el cielo y busca reducir el espacio entre tu torso y las piernas mientras tus hombros permanecen «cerrados».
Esta es una postura muy cómoda, sentirás de inmediato el estiramiento de los glúteos. Puede confundirte que las piernas están cruzadas pero, si pones atención, es la misma rotación externa que se está aplicando a las piernas.
Finalmente, la postura de loto, tan representativa de la práctica de yoga, implica una rotación externa amplia de ambas piernas. Practicando todas las anteriores con constancia, llegarás a ella, y si ya estás ahí, disfruta de tu apertura en la vida cotidiana.
Es muy fácil entrenar la movilidad la cadera con posturas de yoga. La constancia y el auto-cuidado son la clave.
Si quieres saber más sobre cómo funciona la articulación coxo-femoral o «cadera», ve a este video.