La idea del yoga como una actividad sanadora y llena de beneficios para el cuerpo se propaga con velocidad en el mundo. Es sabido que la práctica de yoga se recomienda con frecuencia para aliviar malestares como el dolor de espalda. De hecho, existen posturas de yoga que pueden reducir la curvatura de la columna y coadyuvar en la rehabilitación de personas con problemas de espalda. A continuación encontrarás la relación de la práctica de yoga con el tratamiento para la escoliosis.
La escoliosis afecta a una gran cantidad de personas en el mundo, especialmente mujeres; según la National Scoliosis Foundation, 1 de cada 4 mujeres la padecen y por cada hombre existen 8 mujeres con esta condición.
La escoliosis es una curvatura anormal que sucede en la columna donde las vértebras se desplazan a los lados y rotan dando una forma de C o S a la columna. Si has sentido tensión y/o dolor en un solo lado de la espalda, te han observado una inflamación o joroba lateral o sientes una cadera más alta al hacer tu práctica de yoga podrías tener escoliosis.
Existen varios tipos de escoliosis: torácica a la derecha, lumbar a la izquierda, toracolumbar a la derecha, torácico derecha- lumbar izquierda y estas pueden ser funcionales o estructurales.
Las primeras se refieren a una adaptación que hizo el cuerpo pero que no provenía propiamente de la columna, por ejemplo: una mujer que tiene un ojo más arriba que otro y constantemente mueve la cabeza de lado para mirar mejor podría terminar adaptando su columna para no girar su cabeza; las estructurales son aquellas en las que la escoliosis es el padecimiento principal, además existen las idiopáticos en las que se desconoce la causa y son las más comunes.
La incidencia en la escoliosis de mujeres que practican danza o actividades relacionadas con la elasticidad es mayor que las que no lo hacen. En parte porque existe una relación entre flexibilidad y curvas: entre más pronunciada sea una curva mayor capacidad de movimiento. Piensa en el alargado cuello de las aves, el flamingo por ejemplo, está dotado de curvas muy pronunciadas para poder llevar su cabeza de lo más alto hasta abajo de sus patas. Así la espalda baja que es muy flexible tiene una curva llamada lordosis para permitir el movimiento y la espalda alta tiene la cifosis que la compensa generando equilibrio.
Es importante tener hábitos de higiene de columna, fortalecer la espalda y abdomen, y relajarte. La práctica de yoga puede ayudarte mucho. Si tienes síntomas de escoliosis, acude con un médico para que lo diagnostique con placas de rayos x.
El abdomen es un punto tan importante que ha recibido nombres como hara y manipura. La primera palabra es de origen japonés y se usa como ombligo, abdomen, intestino o coraje; después pasó a China conservando el mismo uso. En ambas tradiciones se reconoce el hara como un punto de fuerza y vitalidad. No es muy diferente con la segunda palabra de origen sánscrito que nombra al tercer chakra -centro de energía sutil- cuya ubicación es paralela a la columna vertebral cerca del ombligo y representación gráfica de color rojo, de forma triangular apuntando abajo y con ocho pétalos. Emocionalmente manipura se relaciona con el coraje y la voluntad; en su forma negativa se torna ira, en su forma positiva potencia: estímulo para la acción.
Cuando los músculos de la espalda están débiles -en el caso de la escoliosis, un lado más tenso cargando más peso que el otro- los que pueden ayudar a cargar el peso son los del abdomen.
Las costillas existen como una estructura que protege a los órganos abdominales y que ayuda a soportar el peso, sin embargo en la parte inferior no hay huesos, en su lugar hay grasa desarrollando la misma función así que la mejor faja que puede existir son unos músculos fuertes. Para proteger cualquier articulación es necesario fortalecer los músculos aledaños, para evitar cualquier tipo de desviación en la columna deben fortalecerse los músculos abdominales y de la espalda.
Fortalecimiento
1. Adhomukhasvanásana
2. dandásana
3. utthita chaturanga dandásana
4. vasisthásana
5. chaturanga dandásana
6. navásana.
En navásana es muy importante que el peso esté en los isquiones (huesos en los que te sientas) y no en la espalda baja. Busca el equilibrio con la espalda erguida; puedes empezar cruzando las manos debajo de las piernas flexionadas.
Las posturas de equilibrio, por muy sencillas que sean, permiten reconocer ciertos hábitos -¿hacia dónde se va tu peso? ¿hacia dónde los hombros y la cadera?- así lograrás desarrollar conciencia corporal y fortalecer finamente los músculos. Permanecer en equilibrio implica mantener activos los músculos y atenta la mente, cualquier cambio representa una postura diferente.
Todo esfuerzo requiere de un descanso. En la pausa, se reflexionan los hechos, las experiencias, los conocimientos: se observa lo observado.
Para la escoliosis que siempre trae consigo un lado más tenso que otro, procurar la relajación es fundamental. Existen muchas formas, una de ellas es el masaje que en la antigüedad se usaba como calentamiento previo a la práctica de ásanas, otra es el estiramiento que, como en los mamíferos, nos prepara a cada despertar para pasar de la inactividad a las actividades del día. Un recurso más es la respiración consciente y pausada. Por último, uno muy importante: mantener la salud emocional, estar de acuerdo en acto-sentimiento-pensamiento. Ninguna postura permanece sin la presencia de la fuerza y la comodidad.
Siempre se la ha considerado como una de las posturas más difíciles. Es interesante observar cómo les cuesta tanto trabajo a algunos practicantes relajarse y disfrutar. La respiración te ayudará.
Algunas posturas a evitar son las torsiones, por ejemplo:
Es importante hacer con cuidado los arcos, primero debes fortalecer el abdomen:
Las janusirsásanas no implican un movimiento de torsión, solamente de flexión y extensión lateral y proveen una sensación de alivio para las algunas personas con escoliosis.
Busca apoyo, comenta a tu instructor de yoga tu condición física. ¡Que tu práctica sea cómoda y gozosa!
Por: Diana Paola Pérez R.
Publicado originalmente en Revista Yoga, Mina editores, Junio 2015.
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