La mayoría de las personas experimentan dolor en la espalda alguna vez en su vida, muchos de ellos llegan a incapacitarse por una temporada y muchas veces sus padecimientos pudieron prevenirse con una adecuada higiene de columna. En mi experiencia como instructora de yoga, acuden a clase personas recomendadas por sus médicos, psicólogos o fisioterapeutas y disfruto mucho estudiar sus padecimientos y colaborar con el desarrollo en la salud de los practicantes de yoga.
Los principales padecimientos con los que me encuentro son las hernias discales, lumbociatalgias, hiperlordosis, hipercifosis y escoliosis. Algunas personas llegan con un diagnóstico previo, otras identifican, a partir de hacer conciencia de su cuerpo, qué tipo de padecimiento tienen. Todos estos tienen una relación muy estrecha con el dolor y este puede disminuir o cesar con una práctica adecuada de ejercicios y cambio de hábitos.
Un estudio (Polanco Armenta, Elizalde Martínez, Torres Gonzalez, Rocha Garfias, & Sánchez Prado, 2018) analizó cuáles son los principales padecimientos de columna en México a partir de observar 7.771 casos de personas hospitalizadas, de las cuales 50,34% eran del sexo masculino, con un promedio de edad de 53 años. La prevalencia de las enfermedades más frecuentes fue:
Estos padecimientos requieren de un tratamiento terapéutico que puede llegar a ser tan agresivo como una cirugía, sin embargo muchos de ellos pueden prevenirse porque muchas veces no son ocasionados por un accidente inesperado sino por algunos hábitos de la vida cotidiana.
El aumento progresivo de la expectativa de vida (en los países desarrollados), junto con el sobrepeso y el sedentarismo son factores importantes para que se desarrollen problemas de columna, además las lesiones de columna surgen por cargas excesivas, movimientos inesperados y repetidas cargas asimétricas, mi perspectiva es que podemos incidir sobre todos estos factores, particularmente hoy quiero hablar de la incidencia que podemos tener en la prevención de estos padecimientos a través de la higiene de columna y el yoga.
Primero, conozcamos de qué se tratan los padecimientos mencionados. En el caso del conducto lumbar estrecho, el principal padecimiento en México, el desgaste de la columna en actividades cotidianas es más frecuente que la malformación congénita (Garfin, 2020). A medida que las personas envejecen, los ligamentos de la columna pueden engrosarse y endurecerse por un proceso llamado calcificación. Los huesos y las articulaciones pueden asimismo alargarse y formar espolones, llamados osteofitos.
Las hernias o protrusiones de disco también son comunes. Se trata de los amortiguadores que se encuentran entre las vértebras, cada disco tiene un centro suave y gelatinoso formado en gran parte por agua y cubierto por una parte gomosa más dura, a veces la cobertura se rompe y el interior suave se desliza hacia afuera provocando dolor. Aunque lo más común es que suceda en la columna lumbar, porque esa zona de la columna carga mucho peso, esto también puede pasar en las cervicales. Es mucho más raro en dorsales.
En tercer lugar tenemos las espondilolistesis, es decir el deslizamiento de una vértebra sobre otra que conduce a la compresión. Este desplazamiento sucede desde la parte posterior hacia la parte anterior de las vértebras a causa de que se fracturen los istmos que se sitúan en la parte posterior de las vértebras. Cada vértebra tiene un arco y apófisis en la parte posterior, cuando hay un defecto en el arco puede derivar en una fractura (espondilólisis), a veces esto sucede a causa de deportes asimétricos; cuando ambos istmos (derecho e izquierdo) se fracturan, ocurre el desplazamiento de la vértebra (espondilolistesis). La espondilólisis “es una de las causas más comunes de dolor lumbar entre los deportistas, que no parece ser congénita ya que en recién nacidos nunca se encuentra” (García Ibarra & López Miñarro, 2020) aunque sí está influenciada por rasgos genéticos.
Por otro lado, las lumbalgias y lumbociatalgias obedecen a distintas causas y tienen en común generar dolor en la espalda baja, las lumbociatalgias específicamente por la inflamación del nervio ciático. Muchas veces afectan a las personas que pasan mucho tiempo sentadas, según algunos autores “entre el 70 y el 80 % de la población adulta mundial ha tenido un episodio de dolor lumbar al menos una vez en su vida, aunque la mayoría de ellos no han solicitado atención sanitaria”, como se cita en (Santos Coto & Rivas Hernández, 2010).
Muchas de las lesiones mencionadas se relacionan, de manera que padecer una de ellas aumenta el riesgo de padecer las otras, también es interesante señalar que según el estudio de Armenta et. Al. Acuden más personas con padecimientos que implican mucho dolor que los que pueden o no acompañarse de dolor, como los últimos en la lista, los tumores y la inestabilidad cervical.
Es sabido que el dolor de columna repercute de manera importante en la forma de hacer la vida de cada persona, debido a los costes socioeconómicos que tiene, algunas empresas vieron el beneficio de incluirlo como un programa de prevención para sus trabajadores y ahorrar en ausentismo y otros costes de la salud. La higiene de columna se enfoca en 2 tipos de personas, las que están sanas y las que tienen algunos síntomas que se espera mejorar o conservar sin que empeoren, además la higiene de columna es una actividad docente que complementa los tratamientos médicos.
Como psicóloga, me gusta distinguir dentro de las actividades que podemos desarrollar para mejorar la calidad de vida, las que son de orden consciente y los mecanismos inconscientes, la higiene de columna se encuentra entre las primeras, es como si incorporáramos a nuestro software una voz con información que nos recuerda por qué deberíamos hacer las cosas de una manera, a pesar de que tengamos el hábito de hacerlo diferente, esto se logra con la docencia.
Yo también soy usuaria de los servicios médicos y algunas veces me sentí incómoda cuando el quiropráctico sólo hacía mi cuerpo crepitar 3 veces y se acababa la “consulta”, la conciencia sobre mi cuerpo me ayudó a dejar los zapatos ortopédicos por ejemplo, también utilicé un corset para escoliosis que muy pronto abandoné, pero vino de una continua práctica en la que entendía mi situación física y creaba las conexiones neuronales que me permitían andar diferente.
Bartomeau, Miralles & Miralles (1996) señalan que a la higiene de columna no suele dársele el espacio adecuado, sino que termina existiendo moderadamente a la par del tratamiento de un padecimiento. Particularmente tengo afinidad por la escuela de columna al estilo canadiense donde “se explica la repercusión del dolor crónico en el plano afectivo y de relación introduciendo técnicas de relajación en la última sesión”. Todo tipo de trabajadores, no sólo los que pasan mucho tiempo sentados, también los trabajadores del hogar, los deportistas -me he encontrado con quienes trabajan en un restaurante y pasan toda su jornada de pie, por ejemplo- pueden disminuir los gastos en la salud, mejorar su calidad de vida no sólo en el ámbito laboral sino de las relaciones personales y prevenir lesiones con la higiene de columna y el yoga.
Hasta ahora me he concentrado en causas fisiológicas del dolor, para su tratamiento el yoga tiene dentro de su práctica física (de ásanas) una muy bella cualidad, todas las posturas -al menos en el Hatha Yoga- las practicamos por ambos lados, lo que la coloca como una práctica no asimétrica; además de que aún cuando hay un énfasis en esforzar áreas específicas del cuerpo durante una postura, la atención “mental” se lleva a todo el cuerpo. Una sesión de yoga supone el trabajo con todo el cuerpo incluso en dimensiones más sutiles, en relación con “la mente” también el yoga tiene mucho que aportar.
En sus orígenes el yoga exploró la relación con el dolor como una condición propia del movimiento que implica la vida y reconoció que todo lo que llega a su fin termina produciendo dolor en los humanos; gran parte de nuestras percepciones y sensaciones provienen del cuerpo físico y finito, podríamos quedarnos simplemente con que la vida duele, como observaron tantos pensadores de la antigüedad:
“ ‘Todo es dolor para el sabio’ escribe Patanjali; mucho antes el Buda había proclamado ‘todo es dolor, todo es efimero’ » (Eliade, 1991)
Y aún José Alfredo Jiménez, para bien o mal ícono de la cultura mexicana, decía de la vida: “comienza siempre llorando y así llorando se acaba”. Pero el hinduismo no asume de manera pesimista esta realidad sino que las técnicas del yoga cobran valor porque encuentran sentido en liberar al humano del dolor, conduciendo a los practicantes a tener prácticas específicas dentro de su disciplina, entre las que se encuentran un código ético, alimentación, formas de higiene, práctica física, espiritualidad e incluso aislamiento. A quien le interesa reflexionar al respecto puede dirigirse a Eliade.
Sin querer hacer un spoiler, la clave es la ignorancia. Querer que los objetos finitos sean infinitos, provoca sufrimiento, querer que la realidad quepa en un molde credo por la mente individual nos aleja de mirar la realidad tal como es. “La filosofía del yoga apela a disolver la ignorancia del “intelecto” para percibir que el ‘espíritu’ es eternamente libre” (Eliade, 1991) y distingue entre tipos de “mente” por lo que ofrece prácticas para observar cómo la mente nos ata repetidamente en los llamados “cittavritti” o torbellinos mentales.
Apelo a que observemos paradigmas de oriente y occidente para incidir voluntariamente en el dolor a partir de la educación, la relajación y concentración, no desde un intelecto rígido, sino con la motivación de liberar ese “engranaje” que llamamos cuerpo, mente y emociones.
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