La infancia intermedia

La infancia intermedia, así llamada por los psicólogos del desarrollo, es una etapa de difícil definición porque constituye un ciclo de transición que dura muy poco tiempo y genera grandes cambios en comparación con otras etapas del desarrollo, especialmente la adultez.

Es curioso que las teorías psicológicas suelen hacer comparaciones con la adultez, esto se debe en parte a que los teóricos son adultos y en parte a que las sociedades industrializadas orientan el proceso de formación académica y social al desarrollo de adultos productivos.

La infancia intermedia puede ser analizada desde lo cognitivo, afectivo y social sólo con la intención de categorizar para efectos de análisis, pues estos ejes siempre se afectarán recíprocamente.

POTENCIA LÓGICA DEL CONSTRUCTIVISMO

En el aspecto cognitivo el mayor referente es Piaget, quien distinguió a los niños entre 7 y 11 años en la etapa de las operaciones concretas. (Papalia, 1998)

La edad ha sido un recurso frecuentemente utilizado para definir esta etapa, sin embargo el concepto de edad padece de las mismas implicaciones: es un concepto dependiente de variables culturales y biológicas con el agregado de la variable temporal que es la única independiente.

Piaget ubica a la infancia intermedia en el periodo de las operaciones concretas, este periodo es caracterizado por el uso del pensamiento lógico que incita a los niños a involucrarse en retos de esta naturaleza para medir su desarrollo y les permite comprender las nociones de inicio y término de un ciclo, los conceptos de tiempo y espacio y la noción de realidad y fantasía, sin embargo aún no manipulan éstas juntas con maestría como la abstracción demanda, esta etapa los prepara para entender la abstracción.

Un rasgo fundamental del pensamiento concreto es la capacidad de conservación, a través de las operaciones de identidad, reversibilidad y descentralidad; es decir, el niño distingue que un objeto es lo que es a pesar de que cambie su apariencia y este aprendizaje se puede llevar a conceptos en lugar de objetos.

La identidad es la capacidad de reconocer un objeto a pesar de que cambie su apariencia, la reversibilidad consiste en entender que las modificaciones que se hacen a los objetos pueden revertirse, llevando el objeto a su forma original, o como sucede en las matemáticas, los procesos pueden entenderse en un sentido o la inversa; la descentralidad por su parte, es entendida como la habilidad para observar muchas características a la vez. En los experimentos Piagetanos esto se observaba como la capacidad del niño de mirar distintas dimensiones como el largo y ancho. Otras características son la disminución del egocentrismo, la capacidad de seriación, clasificación y la inferencia transitiva que consiste en la comprensión de la relación de dos elementos a partir de la comparación con un tercero, como las inferencias que se pueden hacer del valor de una incógnita usando los símbolos de “mayor que” y “menor que”.

Mezclándose con la perspectiva social, pero sin dejar de lado el enfoque cognitivo, las ideas de Vygotsky ganaron reconocimiento por describir el proceso cognitivo como la estructura del andamiaje, donde el soporte del conocimiento lo realizan otras personas, principalmente adultos, y luego el niño las interioriza. (Papalia, 1998) Este proceso se da aunque el adulto no lo inicie, aunque no esté consciente del proceso, como todas las actividades que aprenden los niños por  imitación y que van siendo “pulidas” por la experiencia que otros tienen de ello. Hay que destacar que esta imitación lejos de apuntar hacia el innatismo coloca a la teoría Vygotskiana en un marco constructivista en el que lo aprendido de familiares  y grupos es interiorizado por el niño a través de la experiencia.

Cabe mencionar que aunque en esta etapa ya se usa el lenguaje como importante medio de comunicación, la capacidad de usar los condicionales y la voz pasiva es poco frecuente.

FORMA DE ORGANIZACIÓN SOCIAL

La pubertad ha sido entendida como característica de sociedades industriales (Schlegel, 2008), esta categoría sería inútil para analizar sociedades preindustriales en las que el oficio se heredaba y no se cuestionaba cómo ser feliz. Sin embargo, una cualidad de la pubertad, la actitud del club de Tobby y la pequeña Lulú, se presenta también en sociedades aisladas y en especies de primates. Mead encontró en comunidades aisladas de la India una etapa intermedia también. (Schlegel, 2008)

La unión con sus pares enseña la divisón del trabajo que la organización social demanda, también sienta las bases para establecer vínculos empáticos duraderos y permite mirar otras formas de convivencia pues la identificación con sus pares lo alejan de las figuras más cercanas, padre y madre.

Erikson llama “laboriosidad vs industriosidad” a la etapa entre los 5 y 13 años, momento en que “la imaginación pasa a ser domesticada” (Erikson, 1985)  y el infante se prepara en la escuela para la vida futura, aprende de los adultos y de los niños mayores y encuentra una forma de obtener reconocimiento mediante la producción. Entonces sus deseos cambian, los que estaban al servicio del juego encuentran lugar en la creación.

El psicoanálisis también destaca características sociales sobre la infancia: la formación de diques de moralidad que el niño interioriza que lo harán reprimir y sublimar sus deseos y formar las sensaciones de culpa y vergüenza (Freud, 2005); esto es posible en parte por la forma en que históricamente los adultos han limitado al niño, lo han condicionado y aunque cada vez menos, hoy día ejercen su posición con hegemonía. (Levin, 1999)

DEL AMOR A LOS PADRES AL AMOR OBJETAL

Desde lo afectivo, este periodo media entre el yo que toma “prestados” los deseos de la madre y el yo que se constituye con las identificaciones de la madurez. Se forja una nueva relación entre el ello y el yo porque, como se mencionó antes, cambian los objetos en donde se deposita la líbido, del juego a la producción en palabras de Erikson. La meta sexual cambia a la descarga de los productos genésicos y a la búsqueda del placer, las pulsiones se ponen al servicio de la función reproductiva y la excitabilidad del clítoris presente en la masturbación primaria ahora puede transferirse a la vagina preparando las condiciones para la práctica sexual.

En este momento, los sentimientos de ternura depositados en las figuras parentales deben ser retirados para poder realizar la inclusión de objeto y porque la líbido retirada de éstas vuelve al sujeto, de forma que el yo adquiere una diversificación de elementos para realizar sus identificaciones. (Freud, 2005) Evidentemente una gran cantidad de personas únicamente retiran parcialmente estos sentimientos y resalta la diferencia de represión existente entre hombres y mujeres, pues las mujeres, dotadas físicamente para tener mayor placer, son las más reprimidas en sociedades de todo el mundo.

Hasta ahora todos los teóricos mencionados pertenecen al siglo pasado y basaron sus estudios en poblaciones europeas o estadunidenses. La universalidad de la teoría freudiana siempre ha sido cuestionada, sin embargo ya se ha hablado de la existencia de una condición mediadora en otras sociedades y especies. No debe olvidarse que todas las anteriores perspectivas se construyen sobre el entendido de que esta etapa presenta cambios físicos en la infancia, como el cambio de voz, el crecimiento de los senos, mayor producción de hormonas, desarrollo de los genitales, crecimiento del vello, aumento del tamaño muscular en los hombres y grasa en las mujeres, aparición de la menstruación, es decir todas las características que sirven a la función reproductiva y al placer sexual, como Freud siempre tiene presente en sus escritos.

CONCLUSIÓN

Por lo anterior es preciso describir a la infancia intermedia como:

  1. Un periodo acelerado de transiciones psíquicas
  2. una etapa de diversos cambios físicos
  3. un momento acelerado de aprendizaje y desarrollo de habilidades lógicas de pensamiento
  4. un mediador entre la infancia y la adultez
  5. el efecto de las prácticas sociales que distinguen al adulto del niño por su capacidad productiva
  6. la preparación para la división sexual del trabajo
  7. una etapa de organización para la independencia y el amor de pareja.

La importancia del reconocimiento de este periodo radica en que los infantes se exponen a una formación muy acelerada, puesto que están dadas todas las condiciones para convertirse “en algo más grande”, es una etapa transicional y potencial en la que los adultos ejercen importante influencia y muchas veces limitan ese desarrollo.

La infancia es una etapa que forja la capacidad de vinculación que el sujeto tiene con otros seres, la forma en que interpreta el mundo para poder vivir en él y compartirlo, el desarrollo de la noción lógica de pensamiento que evidencia la disociación entre las leyes del amor provenientes de la familia y las demandas sociales, a pesar de que se miren estas discordancias, el sujeto “sano” aprende otras formas de subsistencia, logra el reconocimiento desde otras formas, adquiere el amor de otras fuentes, se aísla de su primer grupo, sólo para integrarse a otros grupos sociales.

Propongo que no miremos el fin de la pubertad como el de llegar a la adolescencia y la adultez, que es una noción adultocentrista, en todo caso sabemos que el fin de la vida es la muerte. El énfasis debe estar en que es un periodo transitorio, quizá la primera lección importante de los futuros giros que da la vida, sólo que aquí el sujeto ya tiene los recursos mínimos para la vida independiente, ya puede reelaborarse sin sentir que falla a sus figuras parentales y vislumbra la capacidad de compartir el placer como un estado transitorio que acompaña al sufrimiento de la vida. Finalmente eso es una etapa, el momento de un constante desplazamiento que es la vida.

Referencias

Erikson, E. (1985). Las ocho edades del hombre. In E. Erikson, El ciclo vital completo. Buenos Aires: Paidos.

Freud, S. (2005). Las metamorfosis de la pubertad. In S. Freud, Obras completas. Buenos Aires – Madrid: Amorrortu editores.

Levin, E. (1999). El desarrollo psicomotor a lo largo de la historia. In E. Levin, La infancia en escena. Constitución del sujeto y Desarrollo psicomotor. Buenos Aires: Nueva Visión.

Papalia, D. y. (1998). Desarrollo cognoscitivo de la niñez intermedia. In D. y. Papalia, Psicología del desarrollo. México: McGraw Hill.

Schlegel, A. (2008). A cross cultural approach to adolescence. In D. L. Browning, Adolescent Identities (pp. 31-45). New York: The analytic Press.

Escrito por Diana Paola Pérez R, Ciudad de México.

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