Sirsásana es un parado de cabeza en el que los brazos se colocan de forma triangular al rededor de ella soportando el peso y protegiendo el cuerpo. Es una postura que no se practica en todos los linajes de yoga porque aprender a hacerla implica un riesgo para el cuello y sus beneficios pueden obtenerse desde otras posturas, incluso no se menciona en el Hatha Yoga Pradipika (s. XV) sin embargo, sí reconoce la importancia de las inversiones desde aquellos tiempos.
Cuando practicamos sirsásana logramos la estimulación del torrente sanguíneo, descansamos las piernas, fortalecemos la espalda y el abdomen, procuramos la concentración y nos sentimos muy bien, no es casualidad que la tradición reconozca a esta ásana como una postura rejuvenecedora. Colocar las piernas sobre la cabeza provoca que éstas descansan y que la sangre circule mejor por ellas, en oposición a las varices que resultan del exceso de peso que soportan; fortalecemos la espalda y los brazos porque ambos grupos musculares se involucran para mantener la figura de triángulo equilátero en los brazos, que son los que deben cargar el peso del cuerpo y no la cabeza.
Sirsásana es una postura de equilibrio y cuando se trata de equilibrios me refiero a un trabajo profundo y sutil donde pequeños cambios, como mover la cabeza unos centímetros o mirar hacia otro lado, representan una nueva postura. En esta postura los cambios sutiles están a cargo de la espalda y el abdomen que procuran mantener la alineación de los hombros, las costillas y la cadera en una sola linea estable. Para alinear la cadera es preciso mostrar la pelvis, en este movimiento se involucra también la musculatura de las piernas que compensan el balance que se hace con la cadera. Por ello podemos decir que todo el cuerpo permanece activo provocando esa deliciosa sensación de activación y descanso muy característica de la postura.
Mientras miramos el mundo al revés, nutrimos el cutis porque la sangre se dirige hacia la cabeza y concretamente los ojos, la mucosa y la piel se ven beneficiados, sin embargo el cerebro debe protegerse de una irrigación muy fuerte, por eso rápidamente los vasos arteriales regulan su diámetro y se enrojecen nuestras mejillas. (Trokes, 2005)
Al mismo tiempo estimulamos el sistema endócrino y secretamos esos ahora tan famosos neurotransmisores de la felicidad (y pensar que antes se les llamaban toxinas). Además de la dopamina que nos motiva y mantiene atentos, secretamos endorfinas, las que están presentes en situaciones de dolor y excitación y se asocian a la sensación placentera que producen algunas drogas; por eso cada vez que hacemos un parado de cabeza queremos intentarlo muchas veces más y cada vez de mejor manera.
Otros beneficios que se le atribuyen a esta postura son la reducción de síntomas de menopausia, infertilidad, asma e insomnio. (Supported headstand, 2016) Aunque en este artículo no explican porqué es beneficioso para dichos padecimientos, en la tradición del yoga las posturas invertidas se han practicado para mejorar el sueño.
Algunos riesgos
Es importante señalar que la presión intraocular aumenta, por lo que las personas con glaucoma no deberían practicarla, también el nervio óptico se encuentra vulnerable en esta postura. (Mark J. gallardo, 2006)
Permanece atento a cualquier incomodidad sobre todo en ojos, oído y cervicales y respeta tu cuerpo.
Por último recuerda que la estabilidad se logra cuando coexisten la fuerza y la comodidad.
Por Diana Paola Pérez R.
Mira cómo se hace esta postura.
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