¿El yoga o la yoga?

Suelo decirle a mis alumnos que se dice “el yoga” y no “la yoga”. La razón es que el género de la palabra en su lenguaje original -el término sánscrito yug- es de carácter masculino. Sólo evaluando el aspecto fónico, podemos inclinarnos por el yoga, ¿están de acuerdo?

La palabra viene de la raíz en sánscrito yuj que significa “ligar”, “mantener agarrado”, “enganchar”, “poner bajo el yugo”; esta raíz permea en el latín jungere, jugum, iugum; el inglés yoke, el alemán joch, el español yugo y otras lenguas.

El contenido de esta palabra es incluso más amplio que la vastísima variedad de corrientes yóguicas. En esta palabra unificadora caben el yoga ortodoxo (el aceptado por el Brahmanismo), el no ortodoxo, como el budista y el jainista, el clásico (de Patanjali), el tántrico, del que deriva el hatha yoga; es decir, filosofía, magia, mística y teísmo se alojan en este vocablo.

Pese a todas sus diferencias, la práctica mantiene una cualidad que valoro mucho: su aspecto práctico y por consiguiente el sentido de disciplina que recae sobre los humanos.
Georg Feuerstein afirma que “unión” y “disciplina” son connotaciones que suelen ir juntas en el uso de la palabra.

Otra cualidad que valoro es el sentido humano de la práctica. Las diferentes filosofías comparten una búsqueda por lo humano y por la cesación de su sufrimiento en el mundo. Este tema es amplio y delicado, respecto a ello debería escribir más adelante. Sólo aclaro, para los que les haga ruido, que en este caso la concepción de lo humano muchas veces tiene que ver con un renacimiento.

A las mujeres practicantes las llamamos yoguinis y a los hombres yoguis, aunque cada escuela tiene su propia forma de referirse a ellos, desde los sadhakas (practicantes) de los yoga sutras, hasta los yoguines (hombres y mujeres) de la GFU.

Finalmente les comparto que autores como Mircea Eliade*, Georg Feuerstein**, Iyengar, Svatmarama y hasta Gallud Jardiel*** que escribe en sánscrito y en español, han sido traducidos como “el yoga” en sus publicaciones.

Namasté.

Fuentes consultadas:
  1. Mircea Eliade, El Yoga. Inmortalidad y libertad , FCE, México, D.F., 2013. 
  2. Yoga, Georg Fuerstein, Oniro, Barcelona, 2012.

*Mircea Eliade, Rumano.
Una de las personas que hizo un gran esfuerzo por dar cabida de forma seria al análisis de las religiones desde una perspectiva humana: social, histórica, filosófica; fue pionero al incorporar en Europa, en el plan de estudios de una Universidad, estos estudios, no sólo fue un intelectual, también vivió en India el Hinduismo.
Escribía en rumano, francés, inglés, alemán e italiano.

**George Feuerstein, Alemán.
Participa en
Yoga Journal, Inner Directions e Intuition es doctor en filosofía y antropología social, se interesó en la espiritualidad de la India desde los 13 años, dirige el Yoga Research Center y ha escrito más de treinta libros y traducido el Bhagavad Gita y los Sutras.

***Enrique Gallud Jardiel, español.
Jardiel es importante porque estudió filología hispánica en Nueva Dehli y en Madrid -qué hombres locos, ¿verdad?- es socio fundador del instituto de Indología y tiene alrededor de 70 libros publicados de diversos temas.

Por Diana Paola Pérez R.

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